Más refranes comentados de putas

Ya en otra ocasión glosé unos refranes de putas, los cuales han tenido bastante éxito, dicho sea de paso, a tenor del número de visitas que tienen constantemente. Bueno, quedan muchos, pero vamos a ver unos cuantos.

El refrán Puta tu abuela, puta la madre, puta tu tía, cómo no vas a estar en la putería es peyorativo, pero más en el sentido de indicar el hecho de que una mala constumbre viene de familia que para realmente acusar de prostitución.

Sí se refiere directamente al oficio, resaltando su lado más negativo el refrán Puta y buena mujer, ¿cómo puede ser? En este caso niega a las prostitutas la posibilidad de que puedan ser buenas personas, con el sentido de negar cualquier buena característica en la que es calificada de puta.

Por último, hoy comentaremos Mientras tengas hijas en la cuna, no llames puta a ninguna, que nos recuerda que el vicio de criticar tiene el doble filo de poder volverse rápidamente contra el maledicente.

Gallo cantor, acaba en el asador

Recrimina a las personas que hablan demasiado, es decir, a los charlatanes o cotillas que finalmente acaban siendo aborrecidos por todos; especialmente puede aplicarse a los chivatos, a modo de amenaza. Es de ver como hay muchos refranes contra la poco recomendable costumbre de hablar demasiado.

Va la moza al río, calla lo suyo y cuenta lo de su vecino

Refrán contra la maledicencia, el vicio de fijarse en lo que hacen los demás (y contarlo, claro) en vez de ocuparse cada uno de lo suyo.

El río es, tradicionalmente, el lugar donde se juntaban las mozas a hacer la colada y, de paso, hablar de sus cosas… bueno, de sus cosas no, de las de los demás.

Ahora vas y lo cascas

Cascar no es solo romper algo, también significa coloquialmente hablar con alguien, particularmente es usado a menudo como cotillear o chivarse de algo o alguien. Este refrán se usa como burla y reprensión cuando se le ha dado un escarmiento a alguien, para decirle que no tiene nada que hacer, que lo único que le queda es andar con el cuento, porque ha recibido su merecido.

El que escucha, su mal oye

No es bueno andar escuchando lo que no nos está destinado. Muchas veces puede ocurrirnos que lo que oímos no es precisamente de nuestro agrado. El vicio del cotilleo es directamente atacado.

Tengo un vecino que casualmente siempre está detrás de su valla y escucha las conversaciones de los demás. Un vecino que además es muy susceptible y si alguien dice «Parece que va a llover» se lo toma como algo personal. Escuchando, escuchando, sus verdades se encuentra.